A decir verdad los días son como puñaladas en mi alma. Es cierto que cada día me hago más fuerte sin tí, me he acostumbrado a levantarme y ver vacía la esquina de mi cama, me acostumbré a no tenerte siempre que me gustaría, a sonreir los viernes y joderme los lunes. Me acostumbré a todo lo malo. Pero por otro lado, me acostumbré a tus besos cada jueves, a nuestros reencuentros los sábados con cita incluida, a esos fines de semana dedicados sólo a ti. Me acostumbré a nuestro "tira y afloja", a veces faliz, a veces hundida.
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